Los procesos personales de cambio y de reestructuración de la vida, se deben realizar partiendo de la consolidación de un liderazgo integral, entendido como el conocimiento y el liderazgo que debemos tener primero de nuestra propia vida. Al ser unos verdaderos líderes integrales, podemos estructurarnos para comenzar a liderar equipos de personas. Teniendo muy presente que los líderes no nacen, los líderes se hacen. Quiere decir esto que está en nosotros llegar a serlo; es nuestra decisión, de nadie más, pues somos los únicos dueños de nuestra vida. En consecuencia, todos podemos llegar a ser líderes, en diferentes actividades, tareas y niveles jerárquicos.
Tomada la decisión de ser líderes, es fundamental hacer una pausa que nos permita hacer una evaluación de todo lo que hemos recorrido en la vida, con mucho detenimiento y responsabilidad, un juicioso y responsable autoanálisis de lo que hemos trasegado para ratificar lo que se haya hecho bien, y para entender y corregir lo que haya que rectificar, en caso de que sea necesario. En esta parte del proceso, debemos tener mucha apertura y mucha sinceridad con nosotros mismos, de tal forma que nos demos la oportunidad de desaprender para aprender. Recuerden que en cualquier momento de la vida podemos cambiar. Muchas veces nos engañamos bajo paradigmas equivocados y asumimos que después de los años no lo podemos hacer, pero esto es falso. Recuerdo muy bien que mi madre a los 75 años tomó la decisión de ser feliz y procedió a hacer todos los cambios en su vida para lograrlo. Simplemente decidió hacerlo y lo consiguió. De igual forma nos ocurre en las empresas; la velocidad del día a día hace que no tengamos el juicio suficiente para hacer pausas y corregir lo que tengamos que corregir. Siempre hay oportunidades para cambiar, para mejorar situaciones que por nuestro afán diario se nos vuelven cotidianas. Malas costumbres que finalmente van en detrimento de la experiencia que el cliente tiene con nosotros.
A partir de aquí debemos utilizar una de las principales herramientas para marcar la diferencia: La construcción de “El Plan Estratégico de Nuestra Vida”. Tengamos presente que Empresa que se respete tiene su plan estratégico, que le sirve como su hoja de ruta, partiendo de un detallado análisis de lo que ha sido su historia, su presente y el entorno en el que se mueve. En este proceso usualmente participan sus directivos y muchos otros empleados de diferentes niveles para que haya un mayor compromiso. Si las empresas lo hacen, por supuesto nosotros lo debemos hacer con lo más importante que tenemos, con nuestra vida. Es algo que nos debemos permitir, regalándonos el espacio como un ejercicio personal de total honradez con nosotros mismos. Construyéndolo a partir de un análisis DOFA personal, en el cual identifiquemos nuestras fortalezas, nuestras debilidades, amenazas y por supuesto nuestras oportunidades. De esta manera identificamos de muy buena forma cuales son los mejores caminos para una vida exitosa. Después de contar con el plan estratégico, tenemos que llevarlo a la acción, no podemos permitir que solo quede escrito en un papel. Se debe convertir en el plan de vuelo que nos evite andar por la vida sin foco y sin control.
Si conseguimos que los miembros de nuestros equipos lo hagan, vamos a garantizar unos equipos de trabajo más aterrizados, decididos, con foco y mucho más comprometidos con la experiencia del cliente interno y externo. Comprometámonos con un permanente acompañamiento para que así sea.